Hace dos años y medio un día llega mi marido a casa y me dice ¿oye por qué no adoptamos un perro?
y yo: ¿UN PERRO? ¿PERRO? ¿He oído bien? ¿Un perro? ¿Por qué? No salía de mi asombro!! Mi marido jamás ha sido un amante de los animales en general y menos de los perros. ¿Qué le pasa a este hombre por la cabeza? Resulta que en aquélla fecha habíamos cambiado a una casa con un pequeño patio/jardin y me dice que nos iría bien para proteger la casa, que teníamos espacio.........
Bueno, el sueño de toda mi vida era tener un perro, pero reconozcámoslo, un perro es una responsabilidad y sacrificio muy grande.....
Pero claro, él me empieza a enseñar fotos de perros en adopción tan monos, tan pequeños, tan tan.....que yo no me puedo resistir y digo que sí.
Era Enero y fue nuestro regalo de reyes, MI REGALO DE REYES, y así llegó Lila a mi vida. Lila es una perra mestiza, sin raza ninguna, de tamaño más bien grande y con cara de pilla. Una chucha en toda regla.
Y por supuesto, pasó lo inevitable:
SE CONVIRTIÓ EN MI BEBÉ
Todo el cariño que no podía entregar a mi bebé, todos esos anhelos frustrados de repente tenían en quien personalizarse. Así que lo hice todo MAL, MUY MAL. La consentí, la mimé, la cuidé, le compré mil collares, correas, la mejor comida, la mejor casa, la mejor cama (cariño ésta que es de relleno de plumas mucho mejor que así dormirá mejor porque ten en cuenta que es un bebé y tiene que crecer adecuadamente) Veterinario, chucherías, juguetes etc etc etc...... No le compré petit suise o actimel mira por casualidad!!!
Yo por aquél entonces no trabajaba, así que mi vida era Lila. Tanta necesidad de amar sin a quién hizo que todo se convirtiera en un sinsentido. Igual que las madres que sólo hablan de sus niños, mi única conversación era sobre las monerías que hacía mi perra, todas mis fotos de facebook de Lila paseando, lila durmiendo, lila comiendo, mis únicos amigos, mis nuevos "amigos perrunos", y así sin darnos cuenta se apoderó de nosotros el caos.
La perra tomó el control y no me hacía caso, se me escapaba, yo no tenía ninguna autoridad moral sobre ella y lo que es peor: Ella sufría de Ansiedad por separación. Ocurre cuando los perros están acostumbrados a estar siempre con alguien y cuando se quedan solos no lo soportan. Se sienten abandonados y realmente lo pasan muy mal. Y entonces llegó un momento en que su ansiedad era tal que yo no podía salir de casa y dejarla sola. Lloraba y ladraba durante horas y destrozaba absolutamente todo lo que pillaba por delante.
Casi me cuesta el matrimonio
Nuestra vida se convirtió en un infierno de esclavitud en el que sólo se salía de casa 30 minutos y vuelta a casa "que está la perra sola". No podíamos ir a cenar, cada vez que nos íbamos a dormir había que apartar cualquier objeto de valor de su alcance, rompió zapatillas, puertas, relojes, gafas y hasta la cartera de mi marido con todas sus tarjetas y dni echos pedacitos!!!! Sin palabras!!!
Discusiones con mi marido y rabia e impotencia al ver sufrir a mi perra y ver sufrir a mi familia. Pero entonces decidimos arreglarlo, más vale tarde que nunca!!
Y entonces empezamos un peregrinaje de veterinario en veterinario, psicólogo canino, ambientador con feromonas que los tranquilizan (y por cierto cuestan una pasta) tratamiento de flores de Bach para ella y para mi (ya que yo era la causa del problema) y hasta nos apuntamos a un entrenador para hacer obediencia y agility!!! Imaginaros yo que nunca he sido deportista, corriendo como un pato por una pista de agility profesional, vamos la gente no se reía delante de mi por educación pero.......patético.
Hasta que después de mucho, mucho esfuerzo por saber tratar a mi perra y entender que no era mi bebé, después de mucha paciencia de mi marido, de ver muchos Césars Millán, de leer libros y de ser firme por fin, hoy Lila con dos años y medio es una perra equilibrada y dócil.
Dentro de esta lucha grande que comparto con vosotras hay días malos, días difíciles, pero siempre la tengo a ella. Lo que más feliz me hace en la vida es verla correr libre por el campo con sus amigos perrunos y llamarla y que venga y me salte y me chupe con su lengua larga. Se me llena el corazón de gratitud.
Mucho tiempo después de que adoptarámos a Lila, mi marido un día me confesó la verdad: Decidí tener un perro porque estabas hundida por no poder tener hijos y es por eso por lo que quise que la tuviéramos. Para que te ayudara, para que estuvieras distraída, te olvidaras un poco del problema y fueras un poquito más feliz. ¿Se os ocurre algo más bonito?
Así que infértiles del mundo!!! Si adoptáis una mascota no hagáis como yo, educadles bien y tendréis a vuestro lado al amigo más fiel que jamás hayáis conocido.